jueves, 7 de abril de 2011

La vorágine tecnológica te hace olvidar al paciente a veces

Estamos viviendo una etapa, que iniciamos hace unos meses, de cambios de sistemas informáticos y automatización que nos tiene esclavizados.

Quien me conoce sabe que soy una persona que apuesta y me gusta la informática y las nuevas tecnologías, pero no acepto que todo nuestro trabajo gire en torno a estas. Tengo a compañeros farmacéuticos con dedicación casi exclusiva a perfeccionar programas, a arreglar desajustes y a lidiar constantemente con informáticos, muchas veces que no saben ni por donde se andan.

Es increíble, pero hemos dejado en un segundo plano el único “core business” que nos mueve, el paciente. Parece como que las funciones orientadas a la clínica queden relegadas a un segundo plano si se puede, en pro de un perfeccionamiento informático y tecnológico.

¿Tenemos que pasar por esta etapa? Si, pero espero que dure lo menos posible y volvamos a posicionarnos en lo que somos, profesionales sanitarios. Espero que los problemas farmacológicos y clínicos vuelvan a prevalecer sobre problemas con códigos, fichas, servidores y otras “mierdas”.

¿Por qué este pequeño post?, en primer lugar para agradecer a mis compañeros el esfuerzo que están haciendo en esta etapa de “esclavitud” informática. En segundo lugar para reflexionar en la vorágine sin sentido en la que nos metemos algunos servicios, que nos hace incluso olvidar a veces la razón por la que trabajamos: el paciente.

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